viernes, 20 de marzo de 2009

Genios del Plumín : Jules Feiffer

Jules Feiffer es un reconocido historietista, autor teatral, guionista y novelista. Pero todoese enorme derrotero en el ambiente cultural lo llevó a lo que es su mauro logro y orgullo:en los años 1990 comenzó a definirse como escritor de libros infantiles . Tuvieron unaexcelente acogida por parte del público y la crítica los libros “ Un hombre en el techo” (1993) y “ Un barril de risas y un valle de lágrimas” (1995) , ambos publicados por Harper Collins.¿ Por qué un humorista y dramaturgo laureado habría de dedicar el clímax de su carrera a la literatura infantil? Justamente porque puede hacerlo de una manera revolucionaria. Así como el humor es la revolución de los conceptos y las roturas de los esquemas para mostrar el revés de la trama de la realidad,Feiffer rompió todos los moldes de las convenciones acerca de historias para niños, en un acto de rebelión que lo caracterizó durante toda su carrera.
No necesitaba rebelarse, ya que su carrera está plagada de éxitos. Pero es a su permanente actitud revolucionaria y crítica que debe esos mismos éxitos. Feiffer es un historietista anticonvencional, desde el estilo de sudibujo hasta el tema de sus textos.
Gran parte del humor americano siempre se caracterizó por ser demasiado simple, casi “binario”: sí/no, sin matices. Tal vez no sea casual que de este país salieron los ordenadores, que funcionan con este sistema de ceros y unos para activar y desactivar funciones. Buena parte de la historieta americana se caracteriza por una gran ingenuidad, porque la cultura americana es ingenua. En ella no aparece el humor negro con la misma frecuencia que aparece en la cultura francesa e inglesa, ni aparecen entuertos psicológicos o sociales tan seguido como en los creadores galos o del este de Europa,ni la burla descarnada contra las instituciones que se aprecia en los historietistas españoles. La obra de Feiffer casi no parece americana. La fuerte introspección de los personajes lo convierten en una espcie de Woody Allen del humor gráfico. Y ya se sabe que Woody Allen tienen mucha más aceptación en Europa que en su propio país.
Una tira cómica de otros autores americanos se puede leer o dejar pasar. Con Feiffer no sucede esto: si nuestros ojos caen en su página, su historieta nos atrapa y no nossuelta. No podemos leerla luego, o cerrar la revista: sus trazos complejos de pluma negra nos invitan a ver de qué se trata y puedo asegurarles que lo dejan a uno con la boca abierta. No es fácil interpretar los textos. Feiffer nos obliga a pensar, y se roba unos minutos de nuestra vida en la que nuestra conciencia se queda prendida del concepto en el que él quiso que pensáramos. Feiffer no es un autor fácil o simplista. Es duro, crítico, ácido. Fue muy criticado por ser negativo y pesimista.Las historietas de Feiffer no provocan risa: provocan dolor. Nos ponemos en el lugar del protagonista, nos identificamos con él y sufrimos como sufrir él, aunque se trate de una persona egoísta o que Feiffer critica por su “ tunnel vision”, como se llama al hevcho de ver la realidad sólo parcialmente como a través de un tubo.
Así es como Feiffer se consagró como el mayor ejemplo de humorista intelectual, convirtiéndose en un comentarista social, psicológico y político. Sus personajes de la clase alta intelectual del Greenwich Village de Nueva York aparecen siempre solos, pensando en voz alta, embarcándose en monólogos donde se exponen como seres hipócritas, frustrado, poco solidarios, eternos adolescentes que no terminan de crecer.
Feiffer fue muy copiado. Sus ácidos comentarios fueron imitados por historietistas políticos que empezaron a usar esamanera de monologar para arribar a conclusiones psicológicas sobre temas de interés público.
Es por todas estas características únicas que Feiffer ganó el premio Pulitzer en 1986 por cartoon editorial. Por suerte tuvo la energía suficiente para dedicar su talento a varias disciplinas. Publicó más de una docena de libros de historietas, sus obras se montaron en todas partes y ha escrito varios guiones de largometrajes, incluyendo el de Conocimiento Carnal, dirigida por Mike Nichols en 1971.

Un Oscar y un Pulitzer
Feiffer es un hombre tranquilo en sus 60 años, que vive gran parte del año en su casa de verano en la isla de Martha's Vineyard, en Nueva Inglaterra. Martha´s Vineyard es una especie de retiro espiritual, tan bucólica y tranquila que cuesta creer que esté a solo tres horas de tren de Manhattan. Sus únicas construcciones se limitan aelegantesy tradicionales casas de té que sirven scones tibios en mesitas ubicadas en porches con barandas de madera torneada pintada en tonos pastel, todo con vista a un mar de color azul intenso. Hay un supermarket, una farmacia y un muelle en el puerto. Canteros de flores muy cuidadas llegan hasta la orilla misma del mar. El resto lo componen un campo de golf, un cementerio – se hace difícil distinguir a uno del otro- y casonas de verano de madera de tono pastelrodeadas de jardines. Sus habitantes provienen de la clase aristocrática que puebla todo el estado de Nueva Inglaterra, donde también están los Hamptons donde veraneaba la familia Kennedy. Pero seguramenteFeiffer no vive allí porque imite al estilo de vida de la gente acomodada, sin porque puede darse el gusto de viviren un jardínparadisíaco con vista al mar.
Este artista nació en el Bronx de New York . Estudió en elArt StudentsLeague en 1946 y en el Pratt Institute de 1947 a 1951. Tomó clases dedibujo humorístico con Will Eisner, dibujando The Spirit y firmando como “Eisner”, de 1946 a 1951. De 1949 a 1951 dibujó su propia tira cómica, Clifford, como parte de la historietaThe Spirit. También tuvo empleos relacionados con el arte, diseñando folletos, asistiendo a filmaciones y escribiendo historietas para Terrytoons. De 1951 a 1953, trabajó en la unidad de dibujos animados deArmy Signal Corps.
Las tiras sindicadas de Feiffer se empezaron a publicar en Village Voice en 1956 y se dejaron de publicar hace dos años. Se trataba al comienzo de una tira llamada “ Sick, sick, sick” (En su doble acepción de “ enfermo” y “ harto”) acerca de personajesdebatiéndose entre angustias psicológicas y frustraciones sexuales. Se caracteriza además porque sus tiras son verticales, con seis cuadros, en lugar de la tradicionalhistorieta horizontal.
La tira de Village Voice lo convirtió en un autor de culto. La dolorosa historietacambió luego su nombre a Feiffer , en honor a su creador . El London Observer la empezó a publicar en 1958, y la sindicó Robert Hall en 1960. Publishers-Hall la publica cada dos años. Curiosmente , la revista Village Voicenunca le pagó sus colaboraciones . Empezó a cobrar un sueldo en la historieta que hizo para Hugh Hefner, quien la publicó en Playboy en la colección de 1958.
El personajeprincipal de su tira era Bernard Mergandeiler, un hombre que parece un “ duro” lanzado a la era extremadamente psicoanalizada que nos toca vivir. Bernard sufre por todo: porque no tienen sexo, o porque tiene mal sexo, porquealguien lo maltrata o porque maltrató a quien lo trata bien. Se regodea en la culpa y los conflictos internos, que lo llevan a sufrir acidez y jaquecas. La contraparte de este personaje apareció más tarde. Es una bailarina – Dancer- sola como todos sus personajes, explotaday abusada por los hombres como Bernard lo era por las mujeres. Llamó mucho la atenciónel hecho de ver a esta mujercitahaciendo pasos de baile clásico por toda la tira mientras va criticando las medidas del gobierno.
Desde 1960, Feiffer no se privó de criticar con su arte a ningún presidente americano. Les puso sobrenombres burlones, los ridiculizó a todos. Esta mordacidad permanente le valió que en 1986 ganara el Premio Pultzer , un honor que sus amigos personales Garry Trudeau – creador deltambién mordaz “ Doonesbury” – y novelista Paul Conrad – ganadortres veces del Pulitzer - creían que Feiffer merecía desde hacía mucho tiempo.
Feiffer escribió el guión de Conocimiento Carnal en1971, mostrando una estética que se popularizó muchos años después. Hizo ensayos para la editorial Ramparts y editó una colección de libros de humor en 1965Realizó un dibujo animado llamado “Munro”, queganó un Oscar al mejor cortometraje de humor en 1961. Su dedicación a su oficio y su enorme capacidad de observación lo convirtieron en uno de los grandes gurúes de su generación.

Cómo atrapar al lector
El hecho de ser padre de tres hijos de 35, 12 y 2 años ( en el año 2002) le da una visión muy especial del mundo, repartida entre tres generaciones. Cada hijo le hizo ver la vida de manera distinta, porque también se dedicó enteramente a ellos como padre full- time. Muchas de sus tiras reflejan los conflictos de un padre joven, y los de un padre entrado en años. En una de ellas se ve a una niña un poco hippie observando preocupada al padre que en segundo plano se ve abatido, la espalda combada, el rostro entre las manos. Ella dice: “ Si mi padre no termina con su crisis de la mediana de edad antes de que yo comience con mis crisis de la adolescencia, estamos perdidos”.
El tener un hijo casi a los 60 lo volcó por completo a mirar el mundo infantil con particular perspicacia, y a rever toda su propia infancia con mirada reveladora.
Cuando se le preguntó si se sintió obligado a trabajar contra la industria editorial infantil de libros educativos, él afirmó: “ Toda mi carrera fue antieducativa. Lo ultimo que quisiera leerles en el mundo a mis hijos sería libros educativos. No soporto los libros con mensaje. El punto central para mí, ya sea que escriba para lectores de 5 o de 50 años, es meterme en la cabeza del lector y hablarle de él de manera que pueda sentirse identificado.”
Compara la situación a cuando Holden Caulfield, en “The Catcher in the Rye” ( de Isaac Bashevis Singer) está tan enamorado y estimulado con la lectura de un libro que quiere llamar a su autor en la mitad de la noche. “Todo lo que hice en mi vida fue intentando parecerme a ese autor”, confiesa. “Ya sea una historieta de seis cuadros o una obra de teatro de dos horas, quiero conectarme con los lectores o el público tan profundamente como para que sientan que los conozco. No quiero que sea a través de una explicación, una conferencia, o un sermón. Quiero que lo sientan internamente.Es como con el jazz: es un tema de medida de ritmos, de cierto lenguaje, chistes y juegos. Está en el tema, la historia que uno narra, porque la historia que no se cuenta es siempre tan importante como la que se cuenta” .
Su éxito de literatura infantil
Su libro infantil “El Hombre en el Techo” ya es un clásico. Jimmy, el héroe de la historia, es el mejor perdedor de la literatura infantil: "Jimmy piensa que el mundo se divide entre los niños que atrapan las cosas rápido y los niños que no. Niños que levantan la mano en clase cada dos minutos y niños como Jimmy, que aunque sepan la respuesta no están del todo seguros, y se quedan callados. Algunos entienden las reglas de un juego en dos minutos. Jimmy no es uno de ellos. Algunos niños son lo que la maestras llaman “ líderes naturales”: saben donde ir, saben de todo. Pero Jimmy no. En mi infancia, yo estaba fascinado por esos niños, particularmente en la secundaria: eran las estrellas que hacían todo con extraordinaria agilidad. No solo eran los mejores alumnos sino los mejores bailarines y se quedaban con las mejores chicas. Ellos se movían con extraordinaria facilidad y agilidad para alguien de diceiseis años, mientras yo no podía decir bien una frase completa, sin ponerme colorado delante de una chica, especialmente si me resultaba atractiva. No podía hacer nada bien, todo me costaba enorme trabajo. Hasta dibujar, en lo que se suponía que tenía habilidad. Eso me obsesionaba cuando era más chico, no tanto ahora, que tengo mis años. Pero nada que se arrastra pasados los veinte años resulta tan duro como en esa edad temprana. A través de mi propia torpeza y aceptación de malas influencias, hice lo posible por anularme. No encontré una forma de trabajo y un estilo propio hasta bien entrados los 30 años, cuando pude recobrar el talento natural que tuve a los 7. Tuve que desaprender todo y conscientemente separar lo que los adultos me enseñaron y explicaron, para encontrar mi esencia propia. Con “El Hombre en el Techo” creí que estaba escribiendo un libro sobre el fracaso como proceso. Particularmente en mi país, mucho de los que nos enseñan es acerca de ganar , de ser el número uno . No se le presta atención al valor del fracaso en los caminos creativos. Uno tiene que estar tan cómodo en el fracaso, como para correr hacia el éxito.”
(Fuentes : The Village Voice, The Encyclopedia of American Comics , editada por Ron Goulart- AskART.com.- nota de Bart Schneider y entrevista de Scott Walters)
Confiando más en la literatura infantil que en otra cosa, Feiffer con su esposa Kate , aqui abajo, firman ejemplares del libro " Henry, el perro sin cola" .

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