FONTANARROSA
"El Martín Fierro es un drama gaucho"
Martes 17 de octubre de 2006
Hizo los dibujos y parte del guión de "Fierro", el largometraje animado que se estrenará en invierno de 2007. Desde hace diez meses, garabatos gauchescos, payadas de fondo, ruido de boleadoras y tolderías en miniatura conviven amontonados en una oficina de San Telmo. Entre pinceles, óleos y computadoras, una troupe de dibujantes engendra un nuevo Martín Fierro. El gaucho de José Hernández, que tantas veces revivió su tragedia en la pantalla grande, esta vez toma la forma de un moderno dibujo animado diseñado por Roberto Fontanarrosa. Inmerso en una historia de acción y aventuras, el antihéroe de las pampas promete no escatimar en sorpresas: tendrá la voz de Daniel Fanego e incluso cabalgará al ritmo de Divididos.
Entre tanta pompa del marketing, el espíritu del gaucho de las pampas intentará mantenerse inalterable. Fierro -así se titula la película que dirigen Norman Ruiz y Liliana Romero- apuntará al público adulto, a través de una historia cuyo guión también denota la mano de Fontanarrosa.
La trama ahondará en la primera parte del poema: el gaucho es reclutado por la fuerza y enviado a la frontera para pelear con los indios. Harto de tanta injusticia, retorna al pago como desertor y al no encontrar a sus hijos jura volverse gaucho matrero y recuperar su vida anterior.
Clarín visitó en Rosario al hacedor de los trazos que se estrenarán en julio del año próximo. De frente al Paraná, hipnotizado por la vista que regala su departamento de la calle difícil (Wheelwright), Roberto Fontanarrosa rememora aquel llamado telefónico que un año atrás lo tentaba para ilustrar a uno de los personajes más emblemáticos de la literatura argentina. Ya había prestado su muñeca al personaje en un libro editado especialmente en homenaje a Fierro, pero en esta ocasión el desafío era distinto. "El gaucho acá cobra movimiento y para un dibujante ver a sus personajes moviéndose es fascinante", suelta.
Muchos de tus seguidores piensan, "por fin se decidió a entrar en ese terreno".
Por fin. Particularmente me gusta la posibilidad de volver a dibujar con más libertad con la que uno trabaja en los chistes. Me gusta salir del tamaño y de la obligatoriedad del globito. Cuando me tentaron con el libro me intimidaban los antecesores que lo habían retratado: Juan Castagnino, Roberto Páez. Cuando me convocaron para la película, quedé encantado. Ya había tenido propuestas de dibujos animados, pero en definitiva jamás se llevaron a cabo. De cualquier manera, confieso que para mí técnicamente es un terreno desconocido. Me animó el poder participar del guión, porque estamos hablando del Martín Fierro que es intimidante. No por nada le llaman la Biblia gaucha. Había que tener cuidado al pensar la historia: ¡No vaya a ser cosa que uno desate una guerra santa con los defensores del Martín Fierro!
"El Negro" da pelea. Con su humor inquebrantable, con su pasión, con sus dibujos le hace frente a una enfermedad (la esclerosis) que progresivamente le roba la movilidad, pero no la alegría. Ni el nostálgico día gris que lo encuentra atrincherado entre sus creaciones esparcidas por la mesa detiene esa sonrisa. Entre decenas de dibujos en blanco y negro que traen remembranzas de Inodoro Pereyra (su personaje estrella), el hombre explica que su tarea fue el diseño de modelos que otros dibujantes reproducirán de a millones.
Dicen que al momento de conversar el guión con Grinberg (el ideólogo) te interesó que la película no sea escrita desde un ángulo gracioso. ¿Por qué?
¿Sabés qué pasa? Creo que pesaba sobre la película y la producción, Patoruzito o películas eminentemente para niños. Pero Martín Fierro, lo tomes por donde lo tomes, es un drama. Un drama gaucho. Y son personajes medio intocables. Es un dibujo animado no estrictamente para chicos.
¿En qué parte del guión colaboraste?
Aporté ideas e intercambié opiniones con Grinberg. Es un guión muy dificultoso, que cuenta cosas que el poema no cuenta. Desarrollar escenas no es fácil, mucho menos para mí que no soy un guionista de cine. Pero el acierto fue tomar sólo la primera parte del poema. Como lector me parece muy superior esa primera parte a la segunda. Es más concreta, redondita para contar.
¿Cuándo leíste el Martín Fierro por primera vez?
A los 11 o 12 años. En ese momento de mi vida simplemente pensaba si un libro me gustaba o no. Recuerdo que me impactó por la acción y lo ingenioso en dichos. Y lo corroboré cuando lo releí hace un tiempo. Me causó la misma fuerza.
¿Cuando lo releíste, encontraste cuestiones puntuales que podrían trasladarse a nuestra sociedad hoy?
Eso lo tendría que responder Felipe Pigna (Se ríe). Martín Fierro siempre ha sido un relato sobre la marginalidad y el poder. Y eso se mantiene igual que siempre en la Argentina. Desde ese punto de vista puedo decir que no hay un relato obsoleto.
Inodoro Pereyra tiene mucho de Martín Fierro...
Claro. A pesar de que nunca he estado en el campo, todos los argentinos tenemos una especie de cultura rural que proviene de esa lectura. Y de Don Segundo Sombra y Juan Moreira.
¿Cuánto te llevó, teniendo en cuenta la enfermedad, hacer los dibujos?
Con las dificultades que tengo para dibujar, cada vez me lleva más. Pero los hicimos a tiempo. Sé que me hubiera costado más ahora. Ya ni recuerdo cuánto dibujé. Me fueron pidiendo sapos, gallinas, bichos. No tuve tiempo ni paciencia para hacer un estudio acabado de los personajes. En un momento hasta me pidieron un venado. ¡Qué sé yo!, contesté. Si ponés en Google "venado" te responde no sabe, no contesta. (Se ríe). El trabajo engorroso lo hacen los muchachos en San Telmo. Y la sorpresa justamente de la película es que Fierro va a llevar la camiseta de Central debajo de la blusa...
Ya lo dijo José Hernández en su poema y hoy Fontanarrosa lo ratifica: Lo que pinta este pincel/ Ni el tiempo lo ha de borrar/ Naide se ha de animar/ A corregirme la plana/ No pinta quien tiene gana/ Sino quien sabe pintar.
Marina Zucchi
"El Martín Fierro es un drama gaucho"
Martes 17 de octubre de 2006
Hizo los dibujos y parte del guión de "Fierro", el largometraje animado que se estrenará en invierno de 2007. Desde hace diez meses, garabatos gauchescos, payadas de fondo, ruido de boleadoras y tolderías en miniatura conviven amontonados en una oficina de San Telmo. Entre pinceles, óleos y computadoras, una troupe de dibujantes engendra un nuevo Martín Fierro. El gaucho de José Hernández, que tantas veces revivió su tragedia en la pantalla grande, esta vez toma la forma de un moderno dibujo animado diseñado por Roberto Fontanarrosa. Inmerso en una historia de acción y aventuras, el antihéroe de las pampas promete no escatimar en sorpresas: tendrá la voz de Daniel Fanego e incluso cabalgará al ritmo de Divididos.
Entre tanta pompa del marketing, el espíritu del gaucho de las pampas intentará mantenerse inalterable. Fierro -así se titula la película que dirigen Norman Ruiz y Liliana Romero- apuntará al público adulto, a través de una historia cuyo guión también denota la mano de Fontanarrosa.
La trama ahondará en la primera parte del poema: el gaucho es reclutado por la fuerza y enviado a la frontera para pelear con los indios. Harto de tanta injusticia, retorna al pago como desertor y al no encontrar a sus hijos jura volverse gaucho matrero y recuperar su vida anterior.
Clarín visitó en Rosario al hacedor de los trazos que se estrenarán en julio del año próximo. De frente al Paraná, hipnotizado por la vista que regala su departamento de la calle difícil (Wheelwright), Roberto Fontanarrosa rememora aquel llamado telefónico que un año atrás lo tentaba para ilustrar a uno de los personajes más emblemáticos de la literatura argentina. Ya había prestado su muñeca al personaje en un libro editado especialmente en homenaje a Fierro, pero en esta ocasión el desafío era distinto. "El gaucho acá cobra movimiento y para un dibujante ver a sus personajes moviéndose es fascinante", suelta.
Muchos de tus seguidores piensan, "por fin se decidió a entrar en ese terreno".
Por fin. Particularmente me gusta la posibilidad de volver a dibujar con más libertad con la que uno trabaja en los chistes. Me gusta salir del tamaño y de la obligatoriedad del globito. Cuando me tentaron con el libro me intimidaban los antecesores que lo habían retratado: Juan Castagnino, Roberto Páez. Cuando me convocaron para la película, quedé encantado. Ya había tenido propuestas de dibujos animados, pero en definitiva jamás se llevaron a cabo. De cualquier manera, confieso que para mí técnicamente es un terreno desconocido. Me animó el poder participar del guión, porque estamos hablando del Martín Fierro que es intimidante. No por nada le llaman la Biblia gaucha. Había que tener cuidado al pensar la historia: ¡No vaya a ser cosa que uno desate una guerra santa con los defensores del Martín Fierro!
"El Negro" da pelea. Con su humor inquebrantable, con su pasión, con sus dibujos le hace frente a una enfermedad (la esclerosis) que progresivamente le roba la movilidad, pero no la alegría. Ni el nostálgico día gris que lo encuentra atrincherado entre sus creaciones esparcidas por la mesa detiene esa sonrisa. Entre decenas de dibujos en blanco y negro que traen remembranzas de Inodoro Pereyra (su personaje estrella), el hombre explica que su tarea fue el diseño de modelos que otros dibujantes reproducirán de a millones.
Dicen que al momento de conversar el guión con Grinberg (el ideólogo) te interesó que la película no sea escrita desde un ángulo gracioso. ¿Por qué?
¿Sabés qué pasa? Creo que pesaba sobre la película y la producción, Patoruzito o películas eminentemente para niños. Pero Martín Fierro, lo tomes por donde lo tomes, es un drama. Un drama gaucho. Y son personajes medio intocables. Es un dibujo animado no estrictamente para chicos.
¿En qué parte del guión colaboraste?
Aporté ideas e intercambié opiniones con Grinberg. Es un guión muy dificultoso, que cuenta cosas que el poema no cuenta. Desarrollar escenas no es fácil, mucho menos para mí que no soy un guionista de cine. Pero el acierto fue tomar sólo la primera parte del poema. Como lector me parece muy superior esa primera parte a la segunda. Es más concreta, redondita para contar.
¿Cuándo leíste el Martín Fierro por primera vez?
A los 11 o 12 años. En ese momento de mi vida simplemente pensaba si un libro me gustaba o no. Recuerdo que me impactó por la acción y lo ingenioso en dichos. Y lo corroboré cuando lo releí hace un tiempo. Me causó la misma fuerza.
¿Cuando lo releíste, encontraste cuestiones puntuales que podrían trasladarse a nuestra sociedad hoy?
Eso lo tendría que responder Felipe Pigna (Se ríe). Martín Fierro siempre ha sido un relato sobre la marginalidad y el poder. Y eso se mantiene igual que siempre en la Argentina. Desde ese punto de vista puedo decir que no hay un relato obsoleto.
Inodoro Pereyra tiene mucho de Martín Fierro...
Claro. A pesar de que nunca he estado en el campo, todos los argentinos tenemos una especie de cultura rural que proviene de esa lectura. Y de Don Segundo Sombra y Juan Moreira.
¿Cuánto te llevó, teniendo en cuenta la enfermedad, hacer los dibujos?
Con las dificultades que tengo para dibujar, cada vez me lleva más. Pero los hicimos a tiempo. Sé que me hubiera costado más ahora. Ya ni recuerdo cuánto dibujé. Me fueron pidiendo sapos, gallinas, bichos. No tuve tiempo ni paciencia para hacer un estudio acabado de los personajes. En un momento hasta me pidieron un venado. ¡Qué sé yo!, contesté. Si ponés en Google "venado" te responde no sabe, no contesta. (Se ríe). El trabajo engorroso lo hacen los muchachos en San Telmo. Y la sorpresa justamente de la película es que Fierro va a llevar la camiseta de Central debajo de la blusa...
Ya lo dijo José Hernández en su poema y hoy Fontanarrosa lo ratifica: Lo que pinta este pincel/ Ni el tiempo lo ha de borrar/ Naide se ha de animar/ A corregirme la plana/ No pinta quien tiene gana/ Sino quien sabe pintar.
Marina Zucchi
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